lunes, 19 de agosto de 2013

El 89% de los niños indigenas no entiende ni habla su lengua originaria

El uso de las lenguas es un elemento central en la definición de la cultura e identidad de los pueblos. Algo que estarian perdiendo nuestros pueblos originarios, donde un 89% de los niños y adolescentes no entiende ni habla su lengua originaria un 6,9% solo la entiende y apenas un 3,7% tiene un amplio conocimiento de ella. Asi lo revela el estudio Incluir,Sumar y Escuchar, realizado por Mideplan y Unicef, que es el primer gran mapa de la infancia indigena en nuestro pais. El fenómeno tambien es extensivo a los adultos y muestra un proceso de perdida desde el 2000. En los niños, la mayor caida se produce entre quienes solo entienden su lengua(37%), pasando del 11% en 2000 al 6,9% en 2009. Mientras que en las mayores de 18, los que ni entienden, ni hablan su lengua pasaron de un 64% al 71%. Oriana Zanzi, consultora del programa de infancia indigena de Unicef dice que esta perdida responde a diversos factores, entre ellos la migracion rural-urbana de las familias indigenas, que las expone a un sistema social y cultural que desvaloriza las culturas indigenas, el alejamiento de los niños de su familia y comunidades para proseguir estudios en las ciudades, y "las insufiencias de la educación intercultural bilingue, aplicada solo en el nivel de enseñanza basica y con coberturas parciales" , dice y por cierto, el temor a la discriminación. La experta añade que las pautas de crianzas de los niños indigenas han cambiado radicalmente, alejandonos de las influencias de las fuentes de transmisión cultural, como son los abuelos y los lideres tradicionales. El tema, no es menor, según el atlas sociolinguistico de America latina, Unicef, en Chile hay lenguas indigenas en riesgo de extinción, como la de de las pueblos Kaweskar y Yagan. "Lo importante es tener en cuenta que el peligro de la extención de las lenguas originarias esta presente cuando se educa a los niños desde una visión monocultural ednocentrica y racista, que invisibilizan el patrimonio indigena, afectando su autoestima e identidad individual y colectiva", dice Zanzi.

sábado, 3 de agosto de 2013

El español de Chile

Si usted escucha o lee que "unos patos malos están aguaitando a unas cabras p'atracarles el bote y tirárseles a los panqueques", dé por seguro que está escuchando hablar a un chileno, y si, además, se entera de que ~las pericas las pararon a tiempo y apretaron cachete..."podrá decir "al tiro" que "la conversa" se desarrolla de la plaza Italia p'abajo, en alguna de las comunas o barrios "pobletes" de Santiago... (San Miguel, Pudahuel, Estación Central, El Bosque o La Pintana). Tal vez sea por esto que alguien dijo que "si en alguna parte de América había y hay condiciones de las exigidas para la formación de una nueva lengua, debe ser en Chile". Sin embargo, esos temores se han disipado totalmente, ya que en esta baranda andina y litoral del mar Pacífico han cantado y contado al genio americano dos de las cumbres de la lengua española: Gabriela Mistral y Pablo Neruda. Mas, como en cualquier otro lugar de esta América que "aún ama a Jesucristo y aún habla el español", tampoco los chilenos andan reproduciendo el hablar culto y literario de Pablo y Gabriela. Su conversación cotidiana se acerca más naturalmente al murmullo coloquial de Lucila (Godoy) y Neftalí (Reyes), nombres con que los llamaron sus padres, hermanos y compañeros de la escuela. El castellano o españiol llegado a Chile con Valdivia y sus 150 compañeros había tenido tiempo de aclimatarse a las exigencias y novedades del medio americano en la llamada "koiné" antillana, primero, - donde homogeneizó las diferencias dialectales traídas desde la "península" y asimiló los aportes del arahuaco (Haití) y del náhuatl - y en el Cuzco después, donde recogió las pequeñas contribuciones del aimara y el guaraní; pero qué decir de las del quechua, lengua con la que se vinieron topando y tropezando en cuanto tambo y pucará hicieron alto hasta llegar al río Maule, frontera sur; alguna voz del incariato. Sin embargo, la cantidad mayor de léxicos incorporados al español de Chile proviene de la lengua mapuche o mapudungun, idioma del pueblo aborigen con el que el resto de Améerica identifica a la nación chilena. Como en todo el español de América, las lenguas indígenas no han influido, ni menos modificado, la estructura interna del castellano. Particularmente, en Chile no ha presionado ni siquiera la fonética como algún filólogo creyó notar en cierto momento de sus investigaciones. Pero se ha constituido como su primer sustrato léxico. Las personas educadas y cultas de Chile emplean la lengua general de Castilla, con algunas particularidades, procurando ajustarse a las normas de la lengua literaria, que tiene en Santiago, la capital del país, su referente y centro difusor más importante, tanto porque en ella se concentra el tercio de la población, cuanto porque acá se ubican los centros mayores y mejores de investigación y difusión científica, tecnológica, cultural y de comunicación. Sin embargo, el esfuerzo modernizador de Chile en los últimos veinte años les está permitiendo a las regiones erigir centros de educación superior y universitaria con proyecciones y resultados de difícil pronóstico en cuanto al mejorarmiento del uso de nuestra lengua madre. Tal vez sea aplicable a los usos lingüísticas los temores y dudas que muchos chilenos tienen respecto a las distintas "transiciones" que se han estado viviendo. Se constatan evidentes progresos y avances en "lo macro", no siempre percibidos de igual forma en lo "micro". Lo que sí se puede aseverar con seguridad es que los avances y adquisiciones científicas y económicas han descargado sobre el habla común un torrente de extranjerismos que nos han ido diluyendo la identidad de un hablar propio. En Chile, como casi en toda América, existe unificación completa de s-c (ante e, i) y z en s sorda (seseo). Hoy por hoy, el seseo es general en todo el país, de modo que, sin un contexto esclarecedor, un chileno podría estar "en la cima" o "en la sima", pero es más fácil saber "si siega una niña ciega". Del mismo modo se puede decir que todo Chile es hoy día zona de "yeísmo". Se escucha un cada vez más tenue "lleísmo" en regiones cordilleranas apartadas, y en sectores campesinos y de gente ilusetrada de las provincias de los Ángeles y Talca (centro sur). En el uso cotidiano de la lengua se observan peculiaridades muy notables, como es un aflojamiento tan ostensible de los puntos de articulación de la s y la d, en los finales de palabra o término de sílaba: se pierden totalmente o se reducen a una leve aspiración. Una fórmula de saludo, normal en Chile, sería: ¿Cómoehtá uhté? - ¿Cómo está usted?... ¿Quéhdesubi( )a - ¿Qué es de su vida?... Por estos lados (laoh) cuando le deseen "salu" (salud) se lo desean de "verdá" (verdad). Deverá clarificar, eso sí, si le están deseando que se encuentre en buenas condiciones físicas o lo están invitando a beberse un trago. Si a esto y otra particularidad, como la no distinción entre b y v, le agregamos una enorme velocidade en el "tempo" de la frase, se podrá comprender la petición que la intérprete y presentadora italiana le formulara a nuestro "lolo regalón", el zurdo (juega con la mano izquierda) de Vitacura Marcelo ríos en la final del Abierto de Roma (tenis ATP):... "salude, mejor, en inglés, porque para mí, su castellano es inentendible... Extraido del texto El español en Chile, presente y futuro de Ambrosio Rabanales, Universidad de Chile.